Lo cotidiano, entendido como lo común, corriente, frecuente, habitual, no tiene por qué ser sinónimo de aburrimiento y monotonía. Bien mirado, no hay ningún día idéntico porque cada uno tiene su matiz, su peculiaridad. Es la habilidad de aprehender esa singularidad de cada día, que no es del cada día ya que aludiríamos a homogeneidad,
