Amaneció descolgado del mundo, con los pies seduciendo al abismo, sin ningún temor. Había deambulado por muchas zonas de la geografía planetaria; observando, intentando entender, y luego, inevitablemente comparando. Cada una con sus peculiaridades, singularidades, pero con un denominador común: la brecha entre los que creen vivir y los que sobreviven. Los primeros zapateando el
