Nos encontramos en un mundo con criterios tan alejados de lo ético, que se dan circunstancias de naturaleza kafkiana: los que salvan la vida de los inmigrantes a punto de naufragar, trafican con personas; los que parcelan el mundo, crean murallas y alambradas de espinas, encierran a los supervivientes de los naufragios en el Mediterráneo