Nos encontramos en un mundo con criterios tan alejados de lo ético, que se dan circunstancias de naturaleza kafkiana: los que salvan la vida de los inmigrantes a punto de naufragar, trafican con personas; los que parcelan el mundo, crean murallas y alambradas de espinas, encierran a los supervivientes de los naufragios en el Mediterráneo en centros semejantes a cárceles desprovistas de lo básico, y en definitiva expulsan a la mayoría de humanos a las zonas históricamente expoliadas por la gran Europa, y los condenan a la muerte en guerras ajenas, hambrunas y pobreza, están cumpliendo las leyes y velando por el bien común.
Ni hay bien por doquier, ni es para nada común o universal.
En apoyo de Proactiva Open Arms.