Sobrevuelo un estado de mi yo que de languidez y letargo pierde vida y así consigo mantener cierto sosiego y corrección formal. Esa distancia que impongo con la altura y la falta de contacto anestesia la sensibilidad y solo veo el terror, pero no lo padezco, exiliado en esa tierra baja donde ahogo la respiración precipitada de mi yo.
Habrá momento de volver a ser uno, en unión ante el padecer y placer
