El poder de la televisión

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Los telediarios son la forma más eficaz y eficiente de doblegar los espíritus racional y emocionalmente. Al disponer no solo de la palabra, sino también de la imagen filtran el hecho a mostrar y conducen al espectador sobre lo que debe ser observado, aumentando la creencia, en éste, de que han visto un dato objetivo que sustenta la versión recibida.  Los mensajes son a menudo subliminales y  conchabados con el poder que los financia –público o privado-

El poder de este medio de comunicación decae, tan solo, porque es sustituido en algunas franjas de la población por la red. Aun así, es curioso constatar cómo sucesos acontecidos en la televisión llenan las redes sociales a los pocos minutos, siendo estas en muchos momentos un amplificador de lo que ocurre en el mundo televisivo (pe: la famosa cobra de Bisbal que ya ha dado para un anuncio en el que aparece Chenoa, que fue trending topic en Twitter casi de forma inmediata)

Esto debe hacernos pensar que no cabe minimizar el influjo que, pese a la explosión de las nuevas tecnologías de la comunicación, sigue teniendo la televisión en todas las capas de la población. Esta ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y la interactividad con las redes está continuamente presente. Ocupa una función diferente en el ocio de las generaciones digitales, pero no ha perdido su lugar, se ha hecho compatible y su poder de manipulación entiendo que sigue siendo voraz.

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