Parece que se exige a los filósofos ser héroes, elevarse sobre la podredumbre de la mediocridad social. Ser los sacerdotes de las sociedades laicas, sin celibato, sin supuesta felicidad ni conocimiento especial sobre ella –advertencia- sin pederastia, sin sueldo vitalicio, sin vivienda garantizada. Tan solo con la honestidad que exige el ejercicio de la filosofía, para desplegar una función verazmente crítica que desmantele los montajes –propios- y del sistema establecido.

Felicidades por acordarte de los filósofos. Yo, que estudio filosofía, digo que ando por el mundo pero que, en cierto sentido, no estoy en el mundo. Un saludo.
https://ernestocapuani.wordpress.com/
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Yo que padezco tu misma condena, indago el mundo, desde mi yo aciago por infortunio, para corroborar que la desdichada fortuna proviene de nuestra naturaleza, esa controvertida e insustancial que sin ser nos hermana. Por eso, no es que me acuerde de los filósofos es que me cuestiono mi contribución al despropósito generalizado. Celebro tu libro
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Gracias. A mí me gusta mucho leer a E. Ci
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A mí me gusta leer a E. Cioram. Es un genio.
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Los heroes suelen ser martires en silencio…o bichos raros.
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Sí estoy de acuerdo. De ahí que diga que se les exige que sean quizás «mártires en silencio» o «bichos raros». Aunque también es cierto que puede haber diversos tipos de héroes, y reconozco que muchos enfermos mentales lo sean.
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