Diálogo versus claudicación del otro

Un comentario

Es evidente que el gobierno español no está dispuesto a dialogar sobre la unidad de España que, aunque pueda ser justificada por los principios derivados de la Revolución francesa en que la unidad territorial garantizaba la igualdad de derechos de los ciudadanos, entiendo que en el contexto actual deben existir otras exigencias más contundentes atendiendo a que dicha igualdad no viene hoy garantizada ni por la unión de un territorio, ni por ningún otro factor. Así, la cuestión parece moverse más bien en el terreno de lo ideológico.

Por su parte, el gobierno catalán y atendiendo a la carta que su presidente ha enviado como respuesta al requerimiento del gobierno español, parece que “Queremos hablar, como lo hacen todas las democracias consolidadas, sobre el problema que le plantea la mayoría del pueblo catalán que quiere emprender su camino como país independiente en el marco europeo…Nuestra intención es recorrer el camino tanto en el tiempo como en las formas” Es decir, la voluntad del ejecutivo catalán también es inamovible: independencia sí o sí. La legitiman en una supuesta mayoría que es altamente controvertible por muchas razones que ya se han  aducido y que me resultan cansinas.

Visto lo visto, una de las partes rechaza directamente el diálogo sino es dentro del marco constitucional. La otra se reviste estéticamente de una demanda de mediación cuando en última instancia lo que busca es alguien que convenza al Estado español de su derecho a la independencia, sin rebajas.

Mi pregunta es ¿Qué se puede dialogar cuando no existen puntos en común en los relatos, ni en el análisis de la situación ni en el objetivo, y cada una de las partes tiene su punto de partida y llegada como la antinomia del otro?

Un juego político en el que uno es altamente torpe por pasivo y en el que el otro dispone de una habilidad digna de ser estudiada con posterioridad en escuelas de marketing por la oratoria “buenista”-“somos buena gente” como argumento político definitivo- y la capacidad de desarrollar mediante la manipulación un sentimiento nacionalista y de victimización.

Que no nos engañen. Ninguno quiere diálogo, sino la rendición del otro.

Singular: 1 comentario en “Diálogo versus claudicación del otro”

  1. Buenas noches.

    Comparto tu punto de vista. Buscan, como Schopenhauer, el «arte de tener razón» en un debate que carece de forma y mucho de menos de contenido.

    Entiendo que la base del diálogo, independientemente de las posturas, es la disposición al entendimiento en una suerte de suma y resta de imposición de voluntades y requerimientos.

    El título del post es el resumen perfecto de la situación actual. Entienden el conflicto como una guerra (sin dialéctica) de vencedores y vencidos.

    Un saludo

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