Morir en compañía

No hay comentarios

Cuando la muerte nos da la mano no tenemos opción, porque no cabe elegir otra compañera de baile. Este se baila con Átropos, la deidad que mientras llevamos el ritmo sesga el hilo de nuestra vida. Y en este movimiento o estertor final, podemos sentir la mano de alguien amado que acompaña –qué valor y qué consuelo- o hallarnos solos recordando –retrayendo al corazón- a quien hubiésemos deseado que nos alargara su mano, mientras cedíamos al baile mortal.

Ahora bien, asumamos que tal vez nuestra vida no merezca que nadie desee acompañarla en la muerte. Esta circunstancia sea tal vez testimonio de quiénes hemos sido, o no. Porque se necesita valentía, templanza y coraje para acompañar a alguien a morir.

Deja un comentario