La nada, al sustantivarla, se torna en posible sujeto de acción: “La nada nadea” con su correspondiente verbo derivado -no aceptado por la RAE- Imaginarnos esa supuesta escena se asemeja a observar los intestinos retorciéndose enmarañados sin capacidad para hallar su lugar habitual. Algo casi escatológico que trasladado a al padecimiento mental debe ser insufrible.
La nada nadea
Publicado por Ana de Lacalle
Escritora alacallefilosofiadelreconocimiento.com Ver todas las entradas de Ana de Lacalle
