En busca del tiempo perdido -con permiso de Proust-

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Desde el momento, en que cegados, no percibimos la barrera de nuestra finitud, nos concebimos siempre con el abanico de la posibilidad desplegado. Solo cuando se imponen como una losa  los límites de nuestra existencia, sabemos lo que significa vagar en busca del tiempo perdido.

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