La melancolía latente, casi estructural, remite a la pérdida de algo amado que, siendo primario en su origen, constituía la sustancia de nuestro estar y existir. Así, el ánimo taciturno resurge, cansinamente, para recordarnos de dónde procedemos y cómo aumentamos las carencias mientras evolucionamos hacia el fin.
Saudade
Publicado por Ana de Lacalle
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