Nos requerimos para dar respuesta convincente sobre qué ocurre cuando parece no suceder nada. Y atónitos, por la disociación, conjeturamos que tal vez el acontecer más evidente sea -en esa aparente circunstancia del no suceder- la vorágine interna que se genera en busca de un sentido apropiado de la quietud.
La quietud
Publicado por Ana de Lacalle
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