Una residencia para niños con discapacidad: es su «hogar». Exijamos actitud y aptitud de la institución en la contratación de los educadores.

No hay comentarios

Un desgarro interno que sangra y sangra amenazando con provocar una implosión desemboca, a causa de la presión externa ornamentada de ninguneo y menosprecio, explotando cual bomba afanosamente construida. Mas no hablamos de cosas ni objetos, sino de un sentir y un sufrimiento humano, de un este concreto y singular, y no otro.

Un jirón que desalma y desarma a la persona de protección alguna, que minimice el daño recibido por un sumatorio de individuos que están desprovistos de sensibilidad y vocación en su quehacer educativo. Ni esos niños frágiles y necesitados de un cuidado y una orientación que les proporcione seguridad, ni aquellos educadores que acuden generosamente a apoyar la supuesta labor educativa reciben un trato mínimamente humano.

¿Dónde está la responsabilidad institucional? ¿Por qué esos sujetos han sido contratados para lo que no poseen ni actitud ni capacidad? ¿Quién subsana el perjuicio a los niños, algunos de los cuales se sienten sometidos por sus compañeros y no disponen de otro hogar que esa residencia hostil, que al menos los fines de semana se transforma en un entorno caótico y un “sálvese quien pueda”? Si el personal es incompetente ¿Falta cantidad y calidad de quien es seleccionado para esa labor tan delicada que consiste en “recrear” en la residencia lo que sería un hogar acogedor y un entorno seguro que les dé un mínimo de estabilidad a esos niños? ¿Cómo una institución educativa para niños con necesidades especiales puede arrostrar a la desesperación y la impotencia a los que se prestan por vocación a tal desempeño?

Esto es un grito de rabia e impotencia contra esas instituciones que no asumen la altura de su cometido y una alerta. Porque la exposición pública de esas entidades es siempre un recurso nada descartable. Y quien suscribe este escrito está aguardando una reacción de mejora, por si necesitan ser estimuladas mediante la denuncia pública.

Esperemos que no sea así, porque poseo consciencia de la complejidad de gestión y mantenimiento de estas insituciones, pero hay sucesos intolerables que no dependen solo de la financiación.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s