SER O NO-SER, pero si se es, a por todas.

Un comentario

La existencia es una vereda sinuosa con una diversidad de ramales por los que es posible transitar. El camino principal es el normalizado, aquel por el que tendemos, por la presión externa, a seguir, aunque las curvaturas son ineludibles ya que son fluctuantes, imprevistas y no dependen de nosotros.

No obstante, la capacidad y la decisión para optar por esas derivaciones dejan el rastro de nuestra búsqueda, nuestra duda y del coraje para apartarnos de lo pautado, asumiendo el riesgo que implica vivir.

Respecto de la ondulación de la vía principal no cabe más alternativa que afrontarla. O antes de una curvatura, que no podemos prever, nos hemos escabullido por un ramal, o tendremos que transitarla sin remedio ni alternativa. Estos escollos son duros de sobrellevar, pero quien no es capaz de recorrerlos y salir victorioso no es capaz de sostener la misma existencia.

Las rupturas amorosas, las muertes de personas queridas, las dificultades laborales, enfermedades limitantes crónicas son parte de esta anfractuosidad inexorable. Aquí, solo nos resta nuestra actitud ante estos escollos, saber que sufriremos, que ese dolor forma parte de la existencia y que tarde o temprano tendremos que afrontarlos, por muchos desvíos que cojamos por el camino.

Son de alguna manera la existencia misma: amor, dolor, placer y muerte. Los ramales son recodos para hallar nuestro lugar, mas nunca será un lugar exento de lo que es propio de nuestra condición. El desgarro interior sea cual sea la causa es una experiencia que nos provoca hemorragias, pero de las que aprendemos a improvisar torniquetes que minimicen el sangrado y, por ende, a interiorizar que las heridas dejan siempre cicatrices en las que podemos releer aprendizajes o restar doliéndonos de la sutura.

Hay llagas que difícilmente cicatrizan, sobre todo las de la primera infancia que permanecen en carne viva, aunque no tengamos conciencia clara de ellas, y van condicionando nuestra manera de afrontar la vida. Es crucial, para vivir mejor, poner nuestra voluntad al servicio de su cierre, aunque para ello necesitemos ayuda externa.

Todo cuanto experimentaremos a lo largo de la existencia tendrá matices y colores que, en gran parte, dependerán de la cisura de las heridas nucleares. Nuestra fortaleza para desvincularnos de quienes no nos hagan bien, de sortear agravios e injusticias, de ser mal-tratados y rebelarnos contra ese yugo por sutil que sea.

A pesar de todo, somos esas derivaciones, esos ramales que podemos tomar y desandar en esa ardua búsqueda de la mejor forma de vida para cada uno, ya que no hay una para todos. En este sentido, somos libres de experimentar mucho, poco o nada, o inclusive de optar por no existir si consideramos que no compensa el esfuerzo. Y esa libertad básica, por mucho que se pueda teorizar sobre ella, está de facto en nuestras manos. Como aseguraba Cioran seguimos viviendo porque sabemos que siempre podemos suicidarnos, y en consecuencia que cuando algo nos resulte absolutamente insoportable, siempre podemos ponerle fin, y eso nadie puede impedirlo.

Quizás seamos el experimento de alguna divinidad que se lo está pasando en grande a nuestra costa, pero ni tan siquiera esa hipotética deidad puede evitar que digamos ¡basta! Como tampoco que nuestra actitud y aptitud nos permita sacar el jugo dulce de donde no parecía quedar ni una gota.

Singular: 1 comentario en “SER O NO-SER, pero si se es, a por todas.”

  1. «La existencia es una imperfección»…ya lo dijo el maestro Sartre, humana necedad de creer que podemos controlar «todo», ¿dónde estáría la emoción sino fuese impredecible? La vida es lo que es, no lo que nosotros quisieramos que fuese….besos al vacío desde el vacío

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