La fortaleza ante un dolor hondo.

No hay comentarios

Te ha saboteado la vida, y aguantas de rodillas para no ceder ante un desafío que te ha descompuesto el corazón. Eres muy hábil vislumbrando los recodos por los que podrías perderte y caer; con esfuerzo y fortaleza rebuscas la forma de resurgir cual ave fénix y reinventarte, reconstruirte desde un lugar que aún debes encontrar. ¡Pero qué tenacidad que desprendes!

Algunos de los que te acompañan mantienen un respeto silencioso demandado por ti, pero sabes que están ahí para ti. Otros, supongo que son interlocutores afectuosos que, probablemente, confirman lo que tú ya intuías, y constituyen hoy un pilar fundamental. Desde el diálogo a la diversión y la distracción. Son formas de quererte todas ellas, las que requieres y necesitas de cada uno; pero saber que no estás solo es siempre un apoyo para ver nuevas luces en medio de esa oscuridad que quiere diluirte.

Resurgirás fortalecido porque de este aldabonazo habrás aprendido mucho: a sufrir un abandono -de las amenazas más duras que emocionalmente podemos enfrentar-, a no focalizar tu vida en una sola persona, a escuchar con más intensidad al otro y aprehender lo que no dice, pero desprende, a comunicar tus emociones y tu afecto … Tal vez sean estos tus logros u otros que desconozco, pero podrás reconocer muchos con el tiempo.

Esta es una especie de misiva muda porque no alcanzará tus oídos y tu corazón; sin embargo, escribírtela es constatar tu lucha, tu empeño y cómo se va poco a poco dibujando de nuevo esa sonrisa afable, tímida y conmovedora.

Observar discretamente cómo buscas recursos que te ayuden a sostenerte y rehacerte, como alguien diferente; eso es lo que hace con todos, la vida, cuando nos acontecen cosas inesperadas que nos vapulean. Sabes bien que regodearse en el dolor es como recostarse en una ciénaga, hay quienes no pueden hacer nada distinto durante tiempo; por el contrario, tú que lo sabes has intentado desde el principio pisar el suelo firme que te quedaba y, con dolor y tristeza, continuar ese camino e irte aferrando a lo que sabes presente y arraigado.

Luchador, inspirador para los que te acompañan y para ti mismo porque estás experimentando esa fuerza de la que siempre dudaste, y que, a pesar de todo, ha brotado emergiendo de lo más profundo de ti, como un deseo de singularizarte y ser tú, seas como seas y le guste a quien le guste. Los que te queremos, que somos muchos, estamos profundamente enamorados de ti. Siéntelo, aunque no sea mediante la palabra.

Deja un comentario