El humano: la mayor amenaza para sí mismo, y la mayor esperanza.

Un comentario

Los humanos somos seres tan peculiares que nos damos miedo a nosotros mismos. Esto es posible por la conciencia y la autoconciencia, certeza de que existimos y de que existimos como singularidades irrepetibles.

Esta rareza en la evolución de las especies es la que al mismo tiempo nos convierte en entes con potencialidades enormes para cuidarnos y cuidar de los otros, no esperando la lenta evolución biológica que se adapte al entorno, sino adaptando el entorno a nuestras necesidades. Y, aquí, como en todo lo que es relativo a la condición humana lo dicho tiene diversas aristas: lo que puede resultar una ventaja -la cultura- es la que a su vez se ha convertido en la bestia que emerge de nosotros mismos, siendo capaces de poner en peligro la supervivencia de otras especies, y del planeta mismo.

De ahí que, aunque encantados de habernos conocido, nos damos miedo porque sabemos que somos capaces de lo más elevado y lo más execrable. La cuestión radicaría en ser capaces de dilucidar cómo conseguir que prevalezca lo beneficioso para la especie y las otras formas de vida y, por ende, mitiguemos ese mal que nos hacemos y nos podemos hacer a nosotros y a los otros -que también son las otras especies y el medio natural-

Conscientes ya del destrozo en los ecosistemas naturales, amenazados por el cambio climático -que en Catalunya estamos padeciendo especialmente con una sequía sin precedentes- son muchas las investigaciones y de ellas las acciones que se derivan que deberíamos llevar a cabo, sin embargo, esa condición contradictoria, ambigua y en continua fluctuación nos está impidiendo llevar a cabo las prácticas que sabemos que son urgentes e ineludibles.

El poder de decisión está en manos de unos pocos y muy mediatizados por los que tienen el poder económico. No se logran acuerdos internacionales por el veto de determinados países que responden a los intereses financieros y económicos que los están encumbrando a un desarrollo económico notable.

En esta situación, la responsabilidad respecto del mundo que dejamos a nuestros descendientes debería acosarnos como un pepito grillo que no nos dejara ni conciliar el sueño. Sin embargo, aquellos que deberían convertirse en insomnes parecen no retroceder en acciones que no nos llevan a buen puerto.

¿No tienen conciencia moral? ¿Las consecuencias de lo que hacen no les afecta? ¿No se sienten responsables?

Lo que sí podemos reprochar a los diversos poderes es el empeño que han puesto en hacernos creer que los grandes responsables del cambio climático somos nosotros, los ciudadanos. Todos sabemos que no es así, lo cual no excluye que una conducta más ecológica por nuestra parte sea una pequeña aportación que hay que exigir, entiendo que para concienciar. Los anuncios gubernamentales “culpando” al ciudadano el exceso consumo de agua sitúa el problema de la sequía, por ejemplo, en el campo equivocado. ¿Qué medidas se han tomado desde hace años para prevenir un fenómeno que los científicos anuncian desde hace décadas? Todo son proyectos de, que, obviamente, llegan muy tarde porque, si están en proyecto, no son recursos que puedan ser utilizados en este momento crítico. “El barreño en a ducha” para recoger el agua sobrante de la ducha es un gesto muy bonito, pero no es más que algo simbólico ante la envergadura del problema que tenemos.

Si, ahora, somos capaces de prever fenómenos que se darán en el futuro por el cambio climático, ¿no deberían estar actuando ya? ¿o volverán a esperar a que nos devore la tierra?

No confiemos demasiado en que la solución vendrá por la Inteligencia Artificial, ya que ahora está en boga creer que ella nos dirigirá de forma eficaz incluso para minimizar los efectos del cambio climático. Y no porque no pueda ser una tecnología que nos ayude y apoye en la toma de decisiones en situaciones complejas y cambiantes, sino porque las decisiones seguirán siendo nuestras -o eso sería lo deseable- aunque equipados con más información, y si los criterios éticos siguen brillando por su ausencia, nada podrá rescatarnos de nosotros mismos.

Singular: 1 comentario en “El humano: la mayor amenaza para sí mismo, y la mayor esperanza.”

Deja un comentario