El Amor como acontecimiento.

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Reproduzco un fragmento del libro “Acontecimiento y prácticas emancipatorias. La praxis y lo humano en nuestro tiempo” editado por Ricardo Espinoza Lolas y Jordi Riba, gracias a Bellaterra ediciones. https://www.bellaterra.coop/es/libros/acontecimiento-y-practicas-emancipatorias

Los autores de esta obra creen que” Pensar el acontecimiento es condición necesaria para pensar la política y la utopía en nuestro tiempo”, proponiéndose escrutar las distintas capas de esos momentos para entender que nos pasa en común a la luz de es concepto poliédrico y espinoso. Veámoslo de la mano de uno de sus editores.

El texto, en concreto, pertenece al artículo de Ricardo Espinoza Lolas “Amor en tiempos de Woyzeck…Psyche ist ausgedehnt”

“Al parecer en el amor puede acontecer, y de hecho es así, una lucha por la vida o la muerte; y esto se da de forma bien “natural” cuando no vivimos lo que meramente somos y nos extraviamos en el Laberinto del Capitalismo. Y, por esto mismo, no creamos otro modo de vivir en sociedad, de un modo de estar unos con otros que nos afirme jovialmente como un NosOtros; y no vivir ya en el silencio mortífero del neurótico atrapado en su propio laberinto que luego lo enloquece y lo pierde en el abismo, pues debemos intentar que no nos destruya ese Laberinto y no destruyamos lo que amamos.” pg.66

El amor se resquebraja cuando no vivimos lo que meramente somos, dice Espinoza. ¿Qué es vivir meramente lo que somos? Pues vivir tal y como somos los humanos, sin aditivos o añadidos que nos desnaturalizan, en la medida en la que reprimen aspectos de nuestro ser y refuerzan otros que están al servicio de la normalización. Esta última establece el estándar de lo humano, que se aviene a ser atrapado en el Laberinto del Capitalismo. Lo cual nos convierte en individuos neuróticos, sostiene el autor, cada vez más neurotizados, reprimidos y cercenados como humanos, hasta el punto de que ya no podemos soportarlo.

Así, el amor es posible desde lo que meramente somos, cosa que no sé si tenemos la fortaleza de alcanzar, ya que ¿Quién no está perdido, de sí y los otros, en ese Laberinto nihílico?  Es decir, aquel que nos pierde en el abismo de la destrucción propia y del NosOtros.  

Quizás el amor pueda acontecer en determinados tiempos, siendo estos múltiples y diversos, y haya momentos o instantes en los que pueda acontecer, disruptivamente, sin ser esperado, y nutrirnos y vincularnos para permanecer juntos, cuando ya no seamos meramente lo que somos y volvamos a deambular oprimidos en el Laberinto del Capitalismo. Si esto fuese así, podríamos sostener que solo del amor acontecido viven los humanos, atravesando con cierta armonía los recónditos recovecos de un laberinto que se impone la mayor parte de los tiempos, pero, y aquí está lo relevante, nunca todos los tiempos.

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