Fugarnos, siempre fugándonos.

No hay comentarios

Me fugo, pletórica en la fugacidad que nos/me acontece. Y no es que esté anunciando una huida, en el sentido ordinario del término, sino un deseo de seguir siendo transformación continua que ignora en qué sentido o hacia dónde va. Una transfiguración sin telos, sin propósito ni fin. Dinamismo de no ser nunca quietud como condición de mi condición humana.

No obstante, sería absurdo no reconocer que el dinamismo es intrínseco y extrínseco, por lo cual las acciones -con las decisiones inherentes- me van conformando de una u otra manera. Lo estimulante es que nunca estaré/estaremos acabados, porque no somos algo que deba llegar a término, sino precisamente lo que nunca llegará a lugar alguno porque tocado el suelo, iniciaremos nuevamente el gesto de movernos y continuar, hasta que nuestra corporalidad se agote, reste inánime y se convierta en polvo.

Deja un comentario