La Trenza.

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El cabello puede trenzarse, separar tres partes como unidades y entrelazarlas haciendo nuevamente una unidad, o algo compartido entre los tres mechones. Cada mechón, una mujer que se enfrenta a una realidad dura, cuya intensidad va in crescendo si nos deslizamos desde la vida de Sarah en Canadá, prestigiosa abogada cuya identidad es su éxito profesional, pasamos por Giulia, en la Puglia italiana y desembocamos en Smita, una intocable en la India.  La intensidad no tiene que ver con la vorágine diaria, el estrés y la escasez de tiempo en el mundo occidental, sino con la gravedad y la pobreza, la exclusión y desprecio como mujer que padece Smita, una mujer cuyo trabajo consiste en ir recogiendo las heces depositadas diariamente en las letrinas de la casta superior y echándolas en un vertedero. Ese es su destino, el único posible, al que no se acostumbra ni acepta para su hija, y a la que quiere escolarizar para que tenga una vida mejor. Hay escenas muy gráficas, como la que muestra a Smita casi desinfectándose tras su trabajo por el asco que siente por su degradante trabajo. Además, tiene problemas de salud que no acaban de explicitarse en la película. Paralelamente se nos muestra la vida de Giulia, una joven italiana que sigue la tradición familiar haciéndose cargo de la fábrica de pelucas de su padre cuando éste entra en coma y fallece por un accidente. En ese trance la joven descubre que su padre había endeudado a la familia, con el fin de no cerrar la fábrica, propiedad de su familia desde generaciones atrás, hipotecando la vivienda y la fábrica. Giulia asume con coraje el reto de remontar el negocio y superar la difícil situación económica en la que se encuentran. Sin embargo, la vida de Giulia no se reduce a este cometido. Disfruta de la lectura y se enamora de un árabe que conoce casualmente, intentando vivir ese amor al margen de las convenciones sociales. Aún nos encontramos con el tercer mechón de la trenza: Sarah, abogada de prestigio cuya vida es una aceleración que la lleva a pasar por la superficie de todos los aspectos de su vida, menos uno, su trabajo. Hasta que le diagnostican cáncer de mama, su carrera profesional se ve truncada, al menos el éxito que ella anhelaba. Su declive se visualiza cuando esta empieza a perder el cabello.

La Trenza es el título de la película que he ido describiendo, basada en la novela del mismo título de la escritora Lætitia Colombani, quien participa activamente en la realización del filme. Me resulta una metáfora bien hallada el título -del libro y la película- porque intenta presentar simultáneamente tres vidas, tres mujeres que viven momentos duros y cómo afrontan con coraje lo que les sobreviene. En este sentido, cabe resaltar que, tal vez, la mujer que se desorienta y parece perder su identidad es la que se halla en una posición económica más ventajosa. Tanto Smita como Giulia tienen su objetivo más claro, a más desventaja social más convicción, por eso podemos percibir cierto momento dubitativo en Giulia, pero no en la mujer india, la cual arriesga su vida y la de su hija por entender que lo que tienen no es una vida mejor que la de las ratas que comen.

Y la metáfora de la trenza, que entrelaza la condición femenina en tres lugares del mundo muy diferentes, las une mediante el cabello que constituye el elemento en común en la vida de las tres. Smita acude a un santuario a entregar todo su cabello como sacrificio o promesa por haber sobrevivido al viaje y a su fuga, que espera le abra las puertas a una vida mejor. Giulia lucha por producir pelucas, para lo cual el cabello es un elemento crucial que escasea. Y Sarah se desespera cuando ve que su cabello cae gradualmente hasta quedarse sin él, signo del declive de lo que había considerado nuclear en su vida.

Con esta gráfica imagen la autora teje tres historias diferentes, principalmente por el entorno cultural y social en el que viven las mujeres. Aún así, intenta destacar el coraje de cada una para decidir sobre su propia vida, ya que Sarah “vence” en un mundo de hombres, Giulia lucha por un negocio familiar que hasta aquel momento solo habían dirigido hombres en la familia, y Smita demuestra la valentía y el coraje por no aceptar esa existencia que no es vida, mientras su marido atenazado por el miedo se conforma a vivir siempre con la cabeza agachada.

A quienes no hayáis visto la película, ni leído el libro, os recomiendo sin duda la lectura del texto. Las adaptaciones cinematográficas son difíciles de llevar a cabo, aunque no podemos olvidar que en el caso de ésta, la guionista y directora es la propia escritora, y supongo que añade un plus a tener en cuenta.

Plural: 2 comentarios en “La Trenza.”

  1. Fuerza de Mujer: Convicción, Coraje, Valentía, y no al miedo, al conformismo que atenaza y … paraliza.

    «… a más desventaja social más convicción» «… el coraje de cada una para decidir sobre su propia vida, … Sarah “vence” en un mundo de hombres, Giulia lucha por un negocio familiar …, y Smita demuestra la valentía y el coraje por no aceptar esa existencia que no es vida» «… mientras su marido atenazado por el miedo se conforma a vivir siempre con la cabeza agachada»

    Gracias Ana, por trenzar una mejor convicción de vida.

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