Existen individuos cuyos comportamientos parecen indicar que quieren y necesitan un “papa Estado” que los vigile y los proteja. Como el grupo de jóvenes –desconozco la nacionalidad- que se abalanzaba hacia el límite del andén en un juego absurdo que consistía en haber quién sube antes al tren. Los que allí nos encontrábamos no teníamos