Acaso el tiempo que transcurre entre el ayer en que queríamos detener la vida y el mañana, sea un embrujo vano e imaginario. Porque en estos lares todo cuanto percibo ha mantenido el ritmo acostumbrado, como si los que no existiéramos fuésemos nosotros ni nuestro absurdo hechizo de magia. Los símbolos no son más que