Los otros son el límite poroso del sujeto, en cuanto hay noción del sí mismo. Un límite que es diferenciación en continua refluencia -me fascina este concepto zubiriano-. Tener esa presencia, interactuando con los otros exige admitir la múltiple diversidad que hay entre los unos y los otros. Esto, dicho así, queda muy bien. Sin
