Indiferencia

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Si casi se deja de existir, para los otros,  entre indiferencias silenciosas, se es,  por supuesto, pero no apáticamente, el mismo. Se sostiene la identidad que distingue de lo no-yo, eso tan propio que los otros han ignorado como alteridad que exige ser mirada; ahora se padece melancolía y decaimiento, sin entender esa dinámica arbitraria que tienden voces ajenas.

Así, se es la fortaleza de existir interna por convicción, nunca la veleta que se agita por el azaroso capricho del viento inexplicable.

 

 

Plural: 2 comentarios en “Indiferencia”

  1. Por supuesto que se es el mismo, y la identidad (que se sostiene), con su fortaleza de existir (interna por convicción) no debería ni tratar de entender esa dinámica arbitraria que tienden voces ajenas, sino huir de la melancolía y el decaimiento, y tratar de buscar la alegría en lo más hondo de uno mismo.
    En tus propias palabras. Hoy llego tarde a trabajar. Un abrazo,
    vero

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