Promesas

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La vinculación a las promesas ajenas se nutre de la esperanza, de la creencia de que ese futuro, difuso hoy, es la vida que anhelamos. Las promesas no se sustentan exclusivamente en la voluntad de quien las profiere y en la confianza de quien las acoge, si así fuese serían certezas sobre el devenir que un sujeto ofrece a otro. Lo que ha de acontecer, incluidas nuestras acciones, está condicionado por interferencias ajenas a voluntades humanas y el poder de estas es siempre relativo.

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