Texto revisado de 23 febrero, 2017 Alcanzar la lucidez sobre las cosas parece una quimera abandonada por la denominada era posmetafísica, aquella en la que, denostado cualquier fundamento trascendente, se finge vivir COMO SI no los hubiera, de hecho. Es decir, afirmando la absoluta vacuidad de “algo” que pueda dar sentido al mundo, constatamos como
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El supuesto de un ser, un en sí mismo y auténtico que difiere de su manifestación o su aspecto que tiene su origen en Grecia, ha ido reformulándose a lo largo de la historia del pensamiento en términos fenomenológicos, en principio más congruente con la convicción de que es el sujeto quien elabora su objeto
REVISIÓN DE UN ARTÍCULO DE 2016 “No se podría experimentar el ser, como obviamente lo hemos experimentado, si el ser no estuviera oculto en los entes, el hombre y el mundo comprendidos. Esta calidad negativa del ser, el hecho de no ser una entidad en sí misma, es justamente la que crea el poder de
Me deleitaría estar siempre acompañada de un Sancho Panza. Ese hombretón todo honradez, de baja estatura, que se arrastra tras quien considera que no se halla en su lugar, por compasión; intentando con paciencia y un chorreón de realidad, bajarlo al terreno donde se dirimen las cosas cotidianas, para que el otro no muera de
El supuesto de un ser, un en sí mismo y auténtico que difiere de su manifestación o su aspecto que tiene su origen en Grecia, ha ido reformulándose a los largo de la historia del pensamiento en términos fenomenológicos, en principio más congruente con la convicción de es el sujeto quien elabora su objeto de
Cuando utilizando la dialéctica de la inversión constatamos que las condiciones de posibilidad de “un algo” es lo que paradójicamente lo hace a su vez imposible –porque al realizarlo lo invierte- , podemos estar barrando definitivamente el sentido propio de todo cuanto hay, o como hiciera Derrida, catapultarnos al desafío del exceso, es decir de
La meta-física es esa “paja mental” sin la que no podríamos pensar ni el mundo, ni a nosotros mismos.
En el deterioro de la materia constatamos el transcurso del tiempo y esta fugacidad carente de entidad que mencionamos por sus efectos empíricos se nos antoja ahora una abstracción mental, después una realidad de naturaleza no existente, aunque actúe sobre lo ente. En cualquier caso, un misterio metafísico más, con el que opera la física
Alcanzar la lucidez sobre las cosas parece una quimera abandonada por la denominada era posmetafísica, aquella en la que denostado cualquier fundamento trascendente, se finge vivir COMO SI no los hubiera, de hecho. Es decir, afirmando la absoluta vacuidad de “algo” que pueda dar sentido externo al mundo, constatamos como a muchos se les desliza
“Dios es lo que sobrevive a la evidencia de que nada merece ser pensado”[1] ya que “Es obvio que Dios era una solución y que nunca se encontrará otra tan satisfactoria”[2].Podemos así rumiar circularmente como un placebo mental, mientras no atinemos a apercibirnos de que “Dios es el por-venir de Dios. Dios, en sí mismo,