No hay querer más elevado que dar la vida, por otras vidas; y hay una diversidad de maneras de poner la propia vida al servicio de los otros, a menudo monótona, cansina e imperceptible sin una mirada aguda. Pocos son capaces de ese gesto heroico, más usual es malgastar la existencia por abstracciones, metáforas y entes metafísicos, cuando lo auténtico se halla en esa capacidad de ser con la alteridad de carne y hueso.