Desembarazados de todo interrogante existencial, podemos transitar de puntillas por la vida protegidos por la ceguera y la frivolidad, como si danzáramos en volandas, abstraídos del miedo de rozar la realidad. Aunque, esta andadura huera nos confronte al final con la solidez del vivir al que, timoratos, hemos renunciado.
Acobardados
Publicado por Ana de Lacalle
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