El domingo seis de enero, aparecía en el periódico la Vanguardia un reportaje sobre “las recetas de los pensadores para diez debates de hoy”, con la pretensión de mostrar la “utilidad de las humanidades” y, en concreto, de la Filosofía. Obviamente es un escueto y superficial recorrido sobre lo que consideran los problemas más acuciantes del mundo actual, y cómo estos estaban presentes ya en autores clásicos, a la vez que se hallan como objeto de indagación de pensadores actuales.
Del reportaje hay algunas cuestiones que me han sorprendido y, por qué no disgustado. En primer lugar que no se zafa del empeño utilitarista liberal de identificar valor con utilidad, en un sentido pragmático, y por tanto su contenido se encuentra enredado en la trampa cultural más sutil de nuestro tiempo: todo cuanto tiene efectos prácticos, beneficios palpables en la sociedad o en las formas de vida, es valioso; de ahí el imperio de la ciencia y la tecnología como el supuesto saber idolatrado por el que cabe apostar, ya que toda otra manifestación relativa al espíritu humano se ve infructuosa, caduca e inservible.
Declaraba Nuccio Ordine, en una de las obras más atinadas de los últimos años La Utilidad de lo Inútil, que “Si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espíritu nos haya ya agostado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante homo sapiens pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad.” Para el autor su Manifiesto, en cuanto pretende impulsar una resistencia a la dictadura del beneficio, es un lamento desesperado por proteger lo gratuito, la cultura, como una forma imprescindible de que la deshumanización del utilitarismo del lucro se refrene y explicite como el discurso de fondo que sirve de único criterio de valoración de lo humano. Sin esta lucha y resistencia por los bienes del espíritu, Ordine entiende que estamos destinados a una deshumanización desbocada.
Así, rechazo frontalmente el planteamiento desde el cual el reportaje mencionado se propone recuperar la Filosofía como algo útil.
Pero además, me provoca cierta grima que se planteen como “recetas” las supuestas reflexiones que la Filosofía puede aportar al mundo actual, presentándola como una disciplina de “autoayuda”, que nada tiene que ver con esa moda narcisista y por supuesto no se elabora ni se gesta como pautas a seguir para una vida mejor. Al contrario, quien ahonda en el fango de la auténtica Filosofía puede salir fortalecido y enriquecido espiritualmente, pero no necesariamente feliz o más feliz, ya que como advirtiera un clásico como Kant el ejercicio honesto, virtuoso nos hace dignos de la felicidad, pero seguramente menos felices, porque no contemplamos el beneficio inmediato, ni a largo plazo -esto ya es más cuestionable- propio.
Finalmente, y tal vez lo más relevante, diría que los problemas acuciantes a los que se refiere –y algunos lo son de forma urgente- no constituyen el núcleo de la cuestión, sino que se me antojan síntomas del mal previo que resta absolutamente obviado: la perpetuación del establishment, del sistema neocapitalista, agónicamente competitivo y elitista que es la causa velada de las diez cuestiones expuestas como lo problemático. Esto no significa que no haya que abordar esos conflictos políticamente, y por ende desde los sujetos que ocupan ese espacio económico social, pero parece evidente que, como en cualquier patología, el tratamiento de los síntomas constituye un lenitivo, pero nunca una cura, y lo único que puede posibilitar una sociedad más humanizada es atajar la causa común a la diversidad de manifestaciones conflictivas.
Por ello la Filosofía, nunca puede adoptar la forma de un discurso aparentemente crítico pero que el sistema absorbe como aparente contrapartida que no supone, de facto, ningún tipo de movilización social, ni de resistencia contra el sistema impuesto. Y eso me temo, es lo que sucede a menudo, sobre todo si tomamos como referentes a autores –y no puedo dominar mi deseo de manifestarlo una vez más- como Byung-Chul Han que muriendo de éxito, no elabora más que panfletos, cuyo contenido no es en absoluto originario, sino una formulación lingüística nueva de lo que filósofos que le han precedido habían analizado ya con más rigurosidad y honestidad. Pero esta es otra cuestión recurrente en mí, con la que casi nadie coincide; será mi sempiterna ignorancia.
Buenas noches,
Me gusta el artículo, pero no he leído el reportaje en que se basa. La Vanguardia, ¿es vanguardia de algo? Bien, es un juego de palabras intencionado, o malintencionado, como prefiera.
Yo no creo en la felicidad, así que pienso que ni la Filosofía ni ningún otro conocimiento puede concedérnosla. Laín Entralgo, ya muy mayor, a la pregunta de un periodista sobre si el conocimiento nos hace más felices, respondió con unas palabras que no he olvidado (y tengo mala memoria): dijo que no, que no nos hace más felices, pero sí más dignos.
Ese autor,Byung, me suena, si no me equivoco de nombre, de «El Vuelo de la Lechuza». De ser así, recientemente ha habido un artículo en ese blog sobre él que ha cosechado un número ingente de visitas. No opino, no lo he leído aún.
Saludos
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Le aseguro que el artículo es prescindible, pero supongo que con la fecha si entra en la web de la Vanguardia puede dar con él. Es un reportaje, más que un artículo.
Gracias.
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Acabo de leer el reportaje y después de nuevo su artículo.
En cuanto al primero, aparte de otras consideraciones, me resulta excesivamente súbdito de Google.
Creo que va Vd. en contra de aquello tan oído del «Más Platón y menos prozac», o «Menos prozac y más Platón», no me acuerdo.
Hay mucha materia, y no domino las cuestiones filosóficas. Pero, como le dije, me gusta.
Por otra parte, todo esto me ha animado a leer el exitoso artículo sobre Byung aparecido en «La Lechuza», cosa que trataré de hacer esta semana.
Saludos
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Como contrapartida enmi blog tengo uno en referencia a este autor. lobusco yle adjunto el link. Hasta pronto
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Aquí va el enlace….
https://filosofiadelreconocimiento.com/2016/09/03/critica-a-la-sociedad-del-cansancio/
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Leídos, tanto el enlace que me ha remitido como el artículo sobre el coreano que tanto éxito está teniendo en «La Lechuza». Ya habrá tiempo de comentar.
Gracias
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