La sociedad: re-conocimiento mutuo y jerarquización

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Artículo de hoy en LA REVISTA HUMANUM

Mientras el deseo, la voluntad y en definitiva el yo se despliega sin oposición no hay alteridad ni conciencia de ella. Diríamos que no hay límites para la expansión del yo, que todo parece “ser yo”. Así, en el momento en que el deseo y la voluntad notan resistencia, reacción contra su extensión, el yo se apercibe de la presencia de un no-yo que actúa con deseos y voluntad propios. Esta conciencia de delimitación que da lugar a la diferenciación y a la identidad permite el inicio de la interacción.

No hablamos en términos de desarrollo psicológico, sino en términos ontológicos, de tal forma que la interacción entre dos sujetos con identidad propia se establece siempre bajo el pacto implícito de la no agresión y de la confianza en la palabra que sella ese pacto. Partiendo de esa promesa se produce un intercambio y un contraste de deseos, miedos, emociones…

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