Hay un rasgo cronificado, al menos en la ciudadanía española —perdonad el localismo, pero no creo que sea extensible a toda sociedad— que es la apatía, el conformismo y el soportar lo que le echen, que es relevante de un malestar depresivo y que creo necesario analizar, aunque sea sucintamente.
Tras en movimiento de los indignados o también conocido como 15M, la sociedad española no se ha movilizado en conjunto. Ha habido protestas persistentes y convencidas, excepcionalmente, en el barrio de Gamonal de Burgos, en las que los vecinos se movilizaron ante las pretensiones del consistorio de modificar para perjuicio de los vecinos el eje central del barrio[1], los taxistas que veían peligrar su trabajo ante la competencia de empresas como UBER, etc., trabajadores del metro en Barcelona por subidas de sueldo, la sanidad por su lado desde hace años ante el deterioro de la misma,… pero todas ellas con un denominador común: un corporativismo que no era capaz de superar los interese particulares de un sector para realizar acciones contundentes contra las derivas de un sistema que tiene condenadas a la pobreza a familias en las que incluso los dos miembros de la familia trabajan. Los trabajadores pobres son la clase social emergente porque no consiguen con sus salarios cubrir ni los gastos mínimos para sobrevivir, y muchos tienen que seguir acudiendo a bancos de alimentos, compensaciones sociales. Esto obviamente choca con la presencia de los que aún están peor que ellos porque ni tan solo tienen un empleo, y por lo tanto su acceso a ayudas de ningún tipo está vedado.
Existen datos demoledores que evidencian que la situación es crítica y límite y de la que ayer me hacía eco en Facebook a través de la página de un Manuel Domínguez https://localmundial.blogspot.com/2021/09/la-riquesa-o-la-pobresa-dels-barris-de.html
A la información veraz analizada e ilustrada por Domínguez, añadía el precio anual del alquiler de una vivienda en la misma ciudad de L’Hospitalet de Llobregat, ciudad adosada a Barcelona, y podía constatarse que la renta per cápita de la mayoría de los ciudadanos de la ciudad no llegan para pagar ni un alquiler. A esto todos sabemos que debemos añadir el pago del agua, la electricidad y el gas que está últimamente en precios históricos.
Visto esto, la pregunta ineludible es ¿cómo es posible que los ciudadanos sobrevivan? Obviamente el índice de tráfico de drogas y otras fuentes de ingresos ilegales es altísimo. También es una ciudad en la que se concentra mucha inmigración sin permisos de trabajo y por tanto los denominados “sin papeles” que lo último que pueden y van a hacer es señalarse por protestas y demandas sociales.
No obstante, si nos trasladamos a núcleos como Barcelona, aunque la situación mejora, poco resta al ciudadano una vez cubierto el alquiler para nada más -hablamos en términos de media-. Es decir, hay un problema económico grave estructural que, sin embargo, no irrita ni crispa a la ciudadanía a ejercer su poder de actuar y exigir cambios notables que permitan a la media de la población subsistir. Volviendo a los datos, en España durante el 2020 el precio medio del alquiler era de 980 euros/ mes, por encima del sueldo mínimo interprofesional (950 euros/meses netos). O sea, que dos personas que cobren el SMI no encuentran quien les alquile un piso porque sus nóminas no garantizan el pago. Así necesitan de una tercera persona que sea titular del contrato, aunque no piense residir en él. Obviamente, una familia que se come un sueldo en el alquiler ¿tendrá para subsanar el resto de los gastos con el otro?
Enseguida surge la pregunta de cuál es la razón de esta pasividad y permitir una situación insostenible[2]. Parece razonable pensar que el mercado negro funciona bien en España y que eso evita una movilización social -que podría llegar a ser violenta, aunque tal vez deberíamos considerarla autodefensa[3]-. Además, hay una carencia de liderazgos sociales fruto de que los sindicatos hace ya lustros que están absolutamente vendidos al poder del Estado, y no aglutinan ni movilizan a la sociedad para reivindicar condiciones de vida justas -y eso que los mayoritarios se consideran socialistas y comunistas-. El fracaso del movimiento de los Indignados tuvo sus secuelas: decepción por parte de la ciudadanía, represión en las calles violentas ante un movimiento absolutamente pacífico y un escepticismo acusado de que nada vaya a cambiar. Por ello, y aunque la ciudadanía española es tremendamente solidaria, la única salida parece ser actuar individualmente buscándose la vida y regirse por la ley del sálvese quien pueda.
En este contexto, es de lamentar que sí se movilice a la ciudadanía de clase media alta, y alta en pro de movimientos independentistas – Catalunya es el caso paradigmático- que obvian los problemas cruciales de la ciudadanía y sitúan como prioridad un romanticismo nacionalista anacrónico – las auténticas políticas de izquierdas no pueden ser nacionalistas porque el sujeto de la revolución es el proletariado, la clase social, de forma universal, solo hay que leer a Marx- que tan solo debe satisfacer el ego de los que se hallan bien situados social y económicamente. Con la desvergüenza de afirmar que cuando tengan la independencia toda esta penuria social no ocurrirá. Bien, sabemos que las autonomías tienen potestad para orientar los gastos de los servicios sociales, la sanidad e incluso políticas de empleo, pero que han optado por una utopía que va dejando a gran parte de la ciudadanía excluida. Probablemente ese cincuenta por ciento en el que se divide la ciudadanía en Catalunya y que como dijo Ada Colau, creo que, colándose en el fango de la miseria, que los ciudadanos ya no están para tonterías.
Para concluir, ¿vamos a seguir sometidos adultos y jóvenes a esta situación escandalosa o vamos a lograr que asociaciones sociales se aúnen y aglutinen movilizaciones a las que deberíamos, por razones ético-políticas, sumarnos y participar todos, incluidos los que denunciamos la catástrofe desde el ordenador aposentados cómodamente en nuestras mesas?
Ojalá surgieran asociaciones fuertes como la ANC o Ómnium Cultural que se ocuparan de lo urgente y prioritario para que no es, a mi juicio, la independencia de Catalunya.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Conflicto_de_Gamonal_de_2014
[2] https://elpais.com/politica/2016/04/16/actualidad/1460820264_483357.html
[3] Consultar al respecto la obra de Judiht Butler La fuerza de la no violència. Paidós Ibérica
Estoy de acuerdo contigo en que, aparentemente, los ciudadanos españoles parecen anestesiados. Pero sólo es una apariencia. En realidad, como bien dices, existe una capacidad de aguantarlo todo, de resistir, de sobrevivir en el búnker, que linda con el heroísmo. El ser humano es así: somos capaces de sobrevivir (algunos) a un campo de concentración y que conste que no sólo me refiero a los nazis. Aquí en España hubo miles de ellos, repartidos entre ambos bandos en la guerra civil.
Pero – y aquí está mi pero – cuando a esos mismos mudos, a esos, que parece que no hacen nada, simplemente porque no salen a la calle con pancartas a gritar, a quemar contenedores y mobiliario urbano, a lanzar cócteles molotov a la policía, etc. a esos, les llamas a las urnas – por ejemplo, Madrid – se bate el récord de participación.
Se ha dicho siempre – y creo que es cierto – que la calle pertenece a la izquierda. Los demás, solemos tomarnos las cosas con Diazepan, Tranquilmazín y mucha filosofía Zen, eso sí, escupiendo espumarajos por la boca. Y votamos cuando nos toca.
La verdad, desde hace muchos años envidio a los franceses. Cuando montan un pollo, lo montan del carajo de la vela. Cuando en Francia dicen estamos hartos, se ve, se nota, se palpa. Cuando hablan de huelga general, es una huelga de las buenas. Aquí somos diferentes. Aquí al queso lo llamamos queso y no fromage.
Esto es como el del chiste malo que dice: no estaba muerto, es que estaba mal enterrado.
Veremos en las próximas citas electorales, ya sean autonómicas, generales o lo que sea. Ese es el verdadero termómetro del estado de la sociedad.
Me gustaMe gusta
Si la democracia la medimos por las urnas como criterio principal, creo que entonces se entiende por qué estamos llamados a ser mártires, que no héroes. Gracias Carlos
Me gustaMe gusta
Personalmente, no considero que sea un martirio ir a votar cada 4 años o menos. Otra cosa es aguantar los resultados, pero así es el juego. En cualquier caso, prefiero eso a no poder votar o saber que hay más tongo que en una pelea de presing-catch. Pero ya digo que va en gustos.
Los padres de Mari Luz Cortés, secuestrada y asesinada en Huelva por un individuo que debería estar en prisión, entregaron al presidente del gobierno (Zapatero) más de 2 millones de firmas pidiendo justicia.
https://www.elimparcial.es/noticia/24013/sociedad/los-padres-de-mari-luz-entregan-a-zapatero-23-millones-de-firmas.html
El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, tuvo lugar en 1997. Millones de personas salieron en toda España para pedir el final de ETA.
Pongo un enlace de Wikipedia, porque es la única manera de poder pinchar en el enlace de cada uno de los años. En concreto, prestad atención desde el año 1997 hasta 2011.
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Asesinatos_cometidos_por_ETA_desde_la_muerte_de_Francisco_Franco
No parece que les afectara mucho. ETA dejó de matar cuando se quedó sin comandos y sin dinero, y perseguida en España y Francia, algo que no siempre fue así.
En resumen: no parece que salir a la calle, gritar, romper escaparates, quemar contenedores, cajeros de banco, llevar pancartas, montar tiendas de campaña en la Castellana de Madrid o en la Puerta del Sol, o dedicarse al pillaje de tiendas de ropa, de calzado, telefonía o electrodomésticos, nos haya hecho mejores ni haya conseguido de los dirigentes políticos una mayor sensibilización.
Me parece que lo único que de verdad les importa, son los votos. De eso comen.
Las protestas se las pasan por el arco del triunfo.
Me gustaMe gusta
El martirio no consiste en votar, sino que la articipación ciudadana en la democracia se limite a eso. Mártires porque quedamos expuestos a los sofistas que han convencido a una mayoría, y ya nada que hacer hasta q pase legislatura…
Algo así entendía q se desprendía de tu primer comentario, yaque las protestas las percibes a lo salvaje…
Me gustaMe gusta