Una solitaria con forma de cinta blanquecina que va creciendo progresivamente hasta enquistarse como un parásito en el interior de un alguien. Este queda metamorfoseado progresivamente y, aunque haya sido invadido por una tenia o solitaria, paradójicamente, no puede subsistir sin interaccionar con otros a los que dañar. Se nutre del dolor que provoca porque su vacuidad le induce a buscar con ansia ese malestar ajeno que él es incapaz de sentir. Como ser que perdió su condición originaria necesita de otros para sustentarse, pero su macabra forma de seguir siendo consiste en provocar sufrimiento ajeno; anhela ser reconocido para tener identidad, aunque sea por la reacción defensiva que activa en sus víctimas.
Este alguien deviene un ser innecesario, fútil, y es esta contingencia aplastante en relación con los otros que solo se hace presente al dañar subrepticiamente. Un parásito que aparenta autonomía, de ahí su irónico nombre de solitario, pero que no es nadie sin contaminar y contagiar ese mal que no pudo digerir y que expulsa agresivamente hacia otros.
Hay bastante falsos solitarios inocuos entre nosotros, solo tenemos que identificarlos.
Parasites ambulants qui encombrent les flux sans gain au profit de l’abus…
Bonne journée Ana, je te sirote en terrasse…
Alain
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias, Alain….esperemos que pueda recobrarse la paz en cualquier lugar recóndito del planeta, no solo en Ucrania. Esto es una quimera, pero el corazón necesita escupir utipías…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ô que oui Ana qu’il en éjacule de la paix, dans la quantité spermatozoïdale il y en a bien qui iront à terme…
Me gustaLe gusta a 1 persona