La existencia se consume sin remisión, ni prórrogas indulgentes. Desconociendo su tiempo, no es procrastinar la más lúcida de las actitudes. Cierto es que no siempre lo pendiente está únicamente en nuestro campo de acción, pero sí que nos corresponde intentar lo que se halle a nuestro alcance, porque lo que resta en la conciencia será nuestro bagaje final.
Generamos dolor en los otros, a menudo irreversible. Pero, si no ha habido voluntad de lastimar y nuestra reacción ha sido una defensa por la tunda o la afrenta padecida, más honesto es bregar con el conflicto que erigirnos en la víctima impotente.
El victimismo nos protege, estimulando una pasividad nociva, pero que sentimos como legitimada. Aunque si ahondamos en la cuestión ¿Qué relevancia tiene en el declive vital quién se hallaba en posesión de la razón? Mas, cuando las justificaciones son subjetivas, intensamente emocionales y muy escurridizas.
Hay reconciliaciones necesarias para la paz interior porque si en esas relaciones ponderamos la resultante del conflicto sostenido, no podremos dar con motivos suficientes para una ruptura radical, brusca, seca, sin reparación.
Morimos como vivimos, ahí radica la actitud frente al olvido de lo que merece ser relegado.
Oui la douleur provoquée chez les autres est un e énigme qu’il faut tenter de percer, malgré l’incohérence de son origine supposée plus souvent par la victime. Au niveau du ressenti , je pense qu’un défaut d’aiguillage transfère la pensée de l’autre dans la sienne à en faire dérailler…
Bonne journée Ana, je t’embrasse.
Alain
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Belo y cierto lo que dices. Gracias por leer
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L’impossibilité qu’ont certains à s’effacer pour lire l’autre, fausse le dialogue. Et contre ça il n’y a pas de remèdes…
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jordi Ibáñez tiene un libro que te recomiendo. Antigona y el duelo.. Lo que comentas lo sostiene..
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Gracias!!!!!!!
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