Tiempos diversos.

2 comentarios

Todo tiene su tiempo, o cada cosa el suyo. Este año no está siendo prolijo en publicaciones en el blog. Por un lado, publiqué el último libro “Filosofía desde las entrañas” Terra Ignota Ediciones, que por supuesto os invito a leer si habéis sido seguidores de esta bitácora. Por otro lado, otros menesteres me han ocupado el tiempo, bien invertido y satisfecha, pero en detrimento de este espacio.

Ahora, me tomo el tiempo de vacaciones necesario hasta setiembre. El resto del año no será especialmente fructífero en entradas, pero sí quizás a partir del 2026, en el que alguna de las tareas que me ocupan pasarán a otras manos.

Quiero agradecer a los que, a pesar de todo, habéis atendido a las publicaciones que he ido haciendo, y dejaros una última antes de este período vacacional.

Es una entrada de mayo de 2017, pero constituye ese proceso que me ha ido constituyendo como sujeto que dice, que escucha y que siempre intenta indagar más allá de lo que aparece ante nuestros ojos. Mirando para ver lo que puede ser desvelado.

Minimalismo del pasado.

El pasado, en cuanto constituye experiencia, no puede ser empujado al ostracismo, porque deviene el conocimiento básico a partir del cual nos configuramos. Es más, si ese supuesto “pasado” es ya experiencia, no es en absoluto “pasado”.

Existe una epidemia cultural con tendencia a despreciar el pasado, como aquello a lo que ya no merece la pena prestar atención; porque ya pasó, ya no es, y no tiene ninguna utilidad traerlo al presente. Es aquí donde, fruto de esa fiebre vírica, caen en la falacia de confundir los hechos, que estrictamente se sucedieron, con  la vivencia, interiorización y la experiencia emocional -que como sujeto en interacción con el entorno construimos- de ellos. Esa “parte” de lo que fue aún reside en nosotros, estructura y condiciona, experiencia tras experiencia, nuestra manera de ver y enfrentarnos al mundo y aún más significativo la manera de percibirnos a nosotros mismos.

Por eso el “Carpe Diem”, con el que en determinadas circunstancias me identifico, no puede predicarse como una especie de mantra que nos sume en la inconsciencia y en la ignorancia, porque puestos a huir hay estrategias más eficaces.

Las consignas que animan a vivir intensamente el presente deberían hacerlo desde la plena conciencia de que el presente es un conglomerado complejo, que no se reduce a si esta tarde me pego la gran juerga o no, o siendo algo más consistentes no se reduce a aislarme en mi mundo prescindiendo de si a mi familia -que está a 50km.- van a desahuciarla esta tarde.

Vivir plenamente el presente implica asumir e integrar el pasado y ser capaz de decidir y actuar en consecuencia. Y no estoy, ni de lejos, proponiendo una ética del buenismo. Aquello que uno decida hacer en conciencia para poder gritar “carpe diem”, debe ser respetado, porque estará en relación con sus fines, sus prioridades y sus valores, en los que no he entrado.

El objetivo del escrito es revelar cualquier intento de minimalismo del pasado que, como siempre no es casual, puede contribuir a la desubicación identitaria del individuo y a su malestar, dejándolo desprotegido y más fácilmente manipulable.

Si los humanos utilizamos el concepto de tiempo es porque hasta ahora nos ha servido para tener referentes sobre los que construir nuestra identidad –el pasado- y el horizonte –futuro- para soportar la existencia –presente- Algún día quizás el tiempo caduque.

Plural: 2 comentarios en “Tiempos diversos.”

Deja un comentario