Regresar a momentos del pasado que han sido claves para nosotros, no nos permite modificarlos en modo alguno. Sin embargo, a veces, no podemos evitar que la imaginación recree situaciones de forma bien distinta a como sucedieron. Nos deslizamos mentalmente por esa otra manera de actuar o reaccionar que hubiese sido viable, pero no fue
Etiqueta: carpe diem
Estamos siempre al filo de la navaja [1]aunque no seamos conscientes de ello. El instante en el que ahora nos hallamos, yo mientras escribo, vosotros mientras leéis, puede voltearse y dar un giro de ciento ochenta grados, convulsionando con una fuerte sacudida la tranquilidad que aparentemente vivíamos. Esta incertidumbre que nos acompaña, y el riesgo
“Reconocemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo alcanzamos, sabemos apreciarlo y nos guardamos mucho de estropearlo con un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con angustiadas preocupaciones cara a un futuro siempre incierto que, por mucho que luchemos, no deja de estar
Que la vida nos otorgue oasis es como recibir un mensaje divino que exhorte: “Carpe diem”, que según la frase de Horacio – “carpe diem quam minimum credula postero”- nos invita a cosechar el día, a vivir intensamente el presente sin fiarnos o esperar al futuro. Esta máxima anima a no desperdiciar el tiempo en
No solo reverberan sucesos del pasado, pues con frecuencia el presente está saturado de ecos que interfieren y paralizan la voluntad de existir, sin más pretensión que sostenerse sin desesperos.
El pasado, en cuanto constituye experiencia, no puede ser empujado al ostracismo, porque deviene el conocimiento básico a partir del cual nos configuramos. Es más, si ese supuesto “pasado” es ya experiencia, no es en absoluto “pasado”. Existe una epidemia cultural con tendencia a despreciar el pasado, como aquello a lo que ya no merece