Regresar a momentos del pasado que han sido claves para nosotros, no nos permite modificarlos en modo alguno. Sin embargo, a veces, no podemos evitar que la imaginación recree situaciones de forma bien distinta a como sucedieron. Nos deslizamos mentalmente por esa otra manera de actuar o reaccionar que hubiese sido viable, pero no fue
Etiqueta: presente
Si alzamos la mirada al pasado que reposa en nuestra memoria, llegados a una cierta edad, no podemos evitar hacer una ponderación de lo que ha sido nuestra existencia. Esto lo afirmo contra aseveraciones del tipo el pasado ya no está, o el futuro no existe, en consecuencia, solo tenemos el presente. Quiero recalcar que
En el tiempo transcurren los hechos, esos que se nos imponen inexorablemente. Vemos como llueven torrencialmente sin que podamos hacer más que soslayarlos, como quien se escuda de una ráfaga de postas. Y en esa lid que nos sacude nunca salimos indemnes, porque la erosión resultante de esa contienda es la encarnación del tiempo en
“Reconocemos que lo mejor que se puede encontrar en el mundo es un presente indoloro, tranquilo y soportable: si lo alcanzamos, sabemos apreciarlo y nos guardamos mucho de estropearlo con un anhelo incesante de alegrías imaginarias o con angustiadas preocupaciones cara a un futuro siempre incierto que, por mucho que luchemos, no deja de estar
Los cambios en las formas de consumir se adaptan a las nuevas formas de vida de las sociedades avanzadas científico y tecnológicamente. Esto, que lleva a inferir el aumento de las compras a través de internet, puede asociarse, a su vez, a un tipo de consumidor hedonista e inmediatista. La búsqueda de placeres, experiencias y
Que la vida nos otorgue oasis es como recibir un mensaje divino que exhorte: “Carpe diem”, que según la frase de Horacio – “carpe diem quam minimum credula postero”- nos invita a cosechar el día, a vivir intensamente el presente sin fiarnos o esperar al futuro. Esta máxima anima a no desperdiciar el tiempo en
No solo reverberan sucesos del pasado, pues con frecuencia el presente está saturado de ecos que interfieren y paralizan la voluntad de existir, sin más pretensión que sostenerse sin desesperos.
No hay regreso de facto posible, ni querencia debería, al pasado que plácido o nefasto finiquitó. Tan solo hay noción y emociones asociadas a ese tiempo anterior, que se metamorfosea como presente si no se zanjó en el interior.
El pasado no es tiempo propiamente, sino lo que recordamos o regresamos al corazón insistentemente. Así, constituye presente activo latiendo al ritmo de nuestra actualidad, fundido y confundido.