La añoranza es el reconocimiento de una pérdida dolorosa. Mientras sentimos esa ausencia no podemos sentir qué resta en nosotros de lo añorado. Hay pérdida, pero también dicen que una presencia luminosa de lo ausente, que nos permite mantener vivo en nuestro interior cuanto recibimos de quien ya no está. Esa llama, no el rescoldo,
