Hay edades que se hallan inmersas en la incertidumbre de un final precipitado. Siendo realistas, nuestra contingencia nos puede azotar con la guadaña en el instante menos esperado, aunque las estadísticas parecen corroborar – ¡bendita ciencia del número que todo lo clarifica! – que hay tiempos más proclives para las despedidas. Esos tiempos poseen un
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Fuente de la imagen: EL PAÍS SEMANAL Ayer visualicé el vídeo de un seminario de la Red de psicoanálisis Yoica[1] titulado “Desde Duelo y Melancolía en Freud a la depresión en el siglo XXI. Algunas aproximaciones”, e impartido por la psicoanalista MA. ALEJANDRA DE LA GARZA. Quiero aprovechar para expresar mi agradecimiento y felicitación por
EN MEMORIA DE LOS QUE SE FUERON, TAL VEZ ANTES DE TIEMPO, Y DE LAS PERSONAS QUE MÁS ÍNTIMAMENTE ESTABAN VINCULADAS A ELLOS. Recupero un post publicado anteriormente. Las pérdidas son de una fisonomía supinamente elástica; sus manifestaciones eclosionan mediante rasgos dispares y diversos, hasta el punto de que tenemos dificultades para reconocerlos como síntomas
El psicoanálisis es un trabajo sobre el Duelo porque en él yacen los diferentes tránsitos que implican pérdidas, una tras otra,…enfrentarse a «nuestros» duelos es nuclear.
Si de súbito nos azota una pérdida, cual tsunami devastador y encarnizado, solo resta porfiar; obstinados y aferrados a la convicción de que podemos proseguir la vida. Pero ¿Qué vida es esa que lacerante nos desalma, descuajándonos doblemente y nos expele a una escupidera putrefacta? Pues, o bien una vida en toda su profunda polaridad
A falta de horizontes, desfallecemos en un fetichismo focalizado en objetos que tienen un especial significado emocional. Tal vez, porque han supuesto un punto de inflexión en nuestro relato existencial, que nos ha inducido a ahondar desde otras perspectivas. Bien podría suceder, por ejemplo, con un libro al cual consideramos insustituible, por el que, tan
Si se comunica el advenimiento de una muerte certera y esta se va dilatando, con oscilaciones que originan una duda razonable sobre ese final, el duelo iniciado se cortocircuita, las emociones se tropiezan al circular en sentido contrario y empiezas a cuestionarte si es un sueño o si, como dijo Calderón, toda la vida es
El dolor puede plañirse hasta desfallecer, o amortiguarlo con narcóticos que contienen el duelo y derivan ese agudo ahogo en una locura tortuosa.
Regresar emocionalmente, desde la soledad, con alguien que ya apura su final, es un intento de búsqueda de lo mejor que restará en ti tras su partida. Es un duelo que se inicia con anterioridad a la separación real que tiende a facilitar la elaboración de ese acto definitivo. Pero si ese proceso retroactivo no
La última sinfonía debería ser de tonalidad generosa, para quien brinda el honor de permanecer a escucharla.