IMAGEN: Gustave_Courbet_-_le_desespere_1843 La desesperación es un pozo en el que braceamos para no morir ahogados. La única posibilidad de salir es, o nos parece que es, el braceo acelerado, mal acompasado e ineficaz; por eso muchos se hunden. Sin embargo, si conseguimos conservar cierta frialdad ante los infortunios, podemos llegar atisbar otras vías de escape:
Etiqueta: Calma
La armonía no es más que una dialéctica entre el desasosiego y el ansia de quietud que se resuelve mostrándose como una calma fugaz, efímera y caduca que habrá de ser recuperada y reconquistada ad infinitum. Solo bajo esta conciencia de provisionalidad es viable establecerse en ese limbo simbólico de los justos.
La aparente calma se perturba súbitamente por las náuseas que derivan en la excreción de una sierpe bucal, como si de residuos se tratase. Lo cual indica que ya no hay digestión posible de lo ingerido, ni en tal caso metabolización que depure lo aprovechable de los deshechos. El ofidio no es más que el
Preservar la calma ante la adversidad es la virtud de la templanza
La susodicha calma que sigue a la tempestad es tragedia y desamparo, aunque de apariencia tranquila al haber arrasado incluso con las fuerzas de los supervivientes. El sosiego no deviene como el vómito de una convulsión, sino del tiempo sostenido plácidamente entre las sienes.

