La deliberación moral nos pone siempre al límite de nosotros mismos, en la medida en que nos obliga a afrontar decisiones controvertidas y que –queramos o no- nos devuelve siempre nuestro rostro en el espejo. No pensemos “grandes” decisiones morales, en el sentido de que sus consecuencias puedan dar un giro sustancial al devenir. Sino
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“Solo aquel que desde su ‘siendo’ puede dejarse interpelar por su ‘ser’, alcanza esa dialéctica de la sabiduría, dolorosa tal vez, pero única vía hacia la claridad mental” Ana de Lacalle. Relatos y Aforismos. Célebre Editorial. Badalona, febrero de 2019. Nº120, pg.89 Los humanos existimos, para los otros y para nosotros mismos, desde la manifestación
La armonía no es más que una dialéctica entre el desasosiego y el ansia de quietud que se resuelve mostrándose como una calma fugaz, efímera y caduca que habrá de ser recuperada y reconquistada ad infinitum. Solo bajo esta conciencia de provisionalidad es viable establecerse en ese limbo simbólico de los justos.
Aquello que se nos desvela por la fuerza de las pulsiones puede generarnos contradicciones, rechazo y autocensura que exigirá, por lo tanto, el esfuerzo de vivir, de resistir, como si nada supiéramos. Pero esta posibilidad no es más que una falacia apaciguadora que nos permite soportarnos y que se va desmoronando conforme esas pulsiones se
Ante un arrogante, engreído solo cabe una dialéctica que lo enmudezca.
Amanece suave y lentamente, como cada día. Nada del mundo altera este devenir heraclitáneo, este ciclo de contrarios que, por ende, contiene en sí todo conflicto existente. De tal modo hay día, porque hubo noche; y bajo este parámetro dialéctico parece que debamos asumir que hay judíos reivindicando la ciudad de Jerusalén, porque de igual
La dialéctica es una forma de aprehender el mundo cuya tensión de contrarios nos zarandea de uno a otro sin síntesis posible. Así se aplica en el maniqueísmo occidental contra el Islam, o se usó en la oposición capitalismo-comunismo. La única, pero no fútil, objeción es que los padres griegos de la dialéctica nunca les
La destreza que desplegamos en la generación de un cierto discurso, viene avalada por los años de continua lectura y estudio; pero sostengo, además, que principalmente, por el vínculo que este discurso mantiene con la construcción del yo y la identidad. Aunque esta sea -y así debe ser para bien de todos- dinámica, es necesaria