Los otros son el límite poroso del sujeto, en cuanto hay noción del sí mismo. Un límite que es diferenciación en continua refluencia -me fascina este concepto zubiriano-. Tener esa presencia, interactuando con los otros exige admitir la múltiple diversidad que hay entre los unos y los otros. Esto, dicho así, queda muy bien. Sin
Etiqueta: Crispación social
Tan difícil es mantenerse neutro, que casi acaba siendo pasivo, en medio de un tironeo polarizado, como inmóvil bajo un tornado.
Los acontecimientos embotan la garganta, encogen el alma y no cede ni fluye el verbo, antes bien todo se antoja congoja equidistante –aunque no se reconozca-
