La pretensión de fundamentar objetivamente una moral, tropieza con la heterogeneidad de las capacidades humanas cognitivas, que no proceden de manera unívoca. Y son éstas la única base para justificar toda posible verdad, desde que hemos admitido como incognoscible todo aquello que trasciende nuestra sensibilidad perceptiva. Así, no haya quizás otro camino que el consenso