Muchas personas ejercen su profesión con vocación –aunque haya caído en desuso- generosidad y honradez, y qué lástima que no sean tratados laboralmente como se merecen, y ojalá otros merecieran ser tratados así. Lo cual no excluye que el maltrato generalizado a los trabajadores desde la reforma laboral, la “crisis” que pagaron los de siempre,
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Si relegamos el rostro ajeno, sucumbimos a perpetuidad a perder el propio ante el espejo, porque aquel que no se reconoce en el otro no puede hacerlo en un otro especular. Y es que, tal vez quepa decir, el rostro no es la apariencia física –sería la cara- que parece diferenciarnos, sino la expresión del
Escribir es una necesidad que al ser satisfecha puede generar arte o vómitos por compulsión. En cuanto, carencia exige su resolución y no es posible abandonar su práctica. Resta ser ecuánimes y otorgar el lugar preciso con respecto y elegancia. Pero también, el preciso reconocimiento cuando éste sea merecido.
Al negar lo otro como sustancia, lo convertimos en accidentes, impertinentes incluso, del yo enaltecido. Nos hallamos en un solipsismo filosófico que los psiquiatras denominan esquizofrenia. Todo reluce según el prisma con el que se mira. Sabios y entregados filósofos o locos de atar.
Estando Narciso sentado a la orilla del río con Edipo, éste le preguntó: -A ti ¿de qué te acusan en el mito? -¡Va, son cuentecillos que se inventan para educarse entre ellos! –Sí, sí. ¿Pero qué dicen de ti? – que estoy demasiado lleno de mí mismo, enamorado de mí mismo creo. Y de
Hay quien tartamudea y tropieza constantemente con sus emociones y necesita intelectualizarlas para poder desde el púlpito, de forma elucubrada y analítica, decir algo enunciándolo sin rubor. Son discapacitados, como otros, se denominan estrechos emocionales y afecta principalmente a los varones porque tienden a ocupar roles periféricos.
Únicamente piensan profundamente quienes no tienen la desgracia de estar aquejados de sentido del ridículo, decía Cioran; Así, hay muchos que solo mariposean con palabras porque esa frivolidad les permite tolerarse a sí mismos.
En unos días, todos estaremos haciendo balance del año dos mil dieciséis, menos los desmemoriados, que no retienen ni lo que sucedió la semana anterior, sin la certeza de estar mezclándolo con hechos cronológicamente anteriores o posteriores. Los demás, los que disponen de memoria, procederán a filtrar hechos relevantes que sirvan de sello significativo del
Era un día especial, intenso. ¡Tanto, que los minutos eran tan elásticos como los días, los últimos semanas, y los meses eternos! Aunque, en realidad, solo hubiera que esperar algunas horas para el momento decisivo, le pareció que su existencia se desplazaba por la infinitud del tiempo. Constató que lo relevante nunca es lo que
Si no te doy una señal, es que carezco de ella; y no de esa turbulencia emocional que es como una masa de textura uniforme pero indiferenciada y continuamente estirajándose. No dispongo de la capacidad de distinguir y nombrar, dando identidad y sentido a esa textura uniforme que atempere la tormenta y sucumba ante la