No escribimos por voluntad o, dicho de otra forma, cuando lo hacemos el resultado carece de alma, y esta debe palpitar en cualquier escrito, ya sea literario, filosófico, poético, …Sin ese espíritu que nos anima, que nos mueve a, que constituye el reflejo de un interior vivificador, ninguna palabra, ni texto escrito llega realmente a
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Si escribiendo una novela te tropiezas con un escollo del que no puedes zafarte con maestría; es decir, generando una metáfora que dote de contenido simbólico lo narrado -más allá de la literalidad del texto-, permanece, regodéate en el transcurrir de un tiempo que la vida necesita para que puedas ver y mirar esa sustancialidad
Aun disponiendo de una herramienta de valor superlativo como es el lenguaje simbólico –tal vez porque priorizamos su vertiente conceptual- lo percibimos escaso para manifestar nuestro siendo. Seguramente porque Sócrates tenía razón cuando denostaba el pensamiento escrito por su naturaleza estática y de pretensión definitiva, por cuanto la búsqueda de la verdad -cuya existencia sostenía
La escritura implica un esfuerzo de investigación –a menudo-, disciplina, introspección y empatía que solo se alcanza cuando diariamente y tras espacios infructuosos, uno se deja llevar por ese personaje ficticio que adquiriendo vida propia te arrastra tras él. Entiendes que hay un punto de inflexión en que la novela no depende exclusivamente de ti,
Se me antoja, como si de una intuición reveladora se tratase, que escribir es un acto de egocentrismo. Si no fuese así, si no se diese ese esfuerzo de penetrar las propias pantallas reflectoras, y con él un ejercicio de centrarse en el yo, absteniéndonos de cualquier cosa que se halle en el límite externo,
Una página en blanco es un deseo por realizar, una amplia planicie cuyo horizonte no se divisa, un ser sin ente o la infinitud como posibilidad. Contemplarla largo tiempo nutre la esperanza.
Escribir es una necesidad que al ser satisfecha puede generar arte o vómitos por compulsión. En cuanto, carencia exige su resolución y no es posible abandonar su práctica. Resta ser ecuánimes y otorgar el lugar preciso con respecto y elegancia. Pero también, el preciso reconocimiento cuando éste sea merecido.