El tiempo ese gran escultor –que decía Marguerite Yourcenar- va cincelando perfiles en continua evolución que dejan de ser, para devenir otros. Así, vamos puliéndonos paulatinamente, mudando convicciones, sentires y cosmovisiones que no constituían ese eje vertebrador que se nos antojaba inquebrantable ¿quiénes éramos entones y qué resta de nuestro ser? Acaso fundamentalmente la actitud de escudriñar todo cuanto nos sale al paso, con la honestidad de no concebirnos actualizados de forma inexorable, ni jamás acabados; sino entes que aspiran a ser sin que nuca alcancen ese estatus definitivo, que tal vez solo pertenezca a los dioses.
Mudar
Publicado por Ana de Lacalle
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