Lo primero que quiero decir es que Ana Lacalle es una buena lectura. Es atenta, paciente, rigurosa y crítica. Sabe escuchar lo que dice el texto sin perder la distancia crítica y por ello consigue un diálogo fructífero con el autor del texto.
A Ana Lacalle se le plantean dos dudas importantes. La primera hace referencia a mi manera de entender la ética, la moral y la política y la relación entre ellas. La segunda a mi afirmación de que la filosofía no es una forma de vida.