Esos momentos de espesa confusión en los que la psique se asemeja a una turbulenta marejada; todo difuso y con una potencia inusitada que nos inhabilita para despejar y desbrozar esa algarabía porfiada y terca. La niebla sombría que abundantemente nos asola, incluso hasta el límite de sentirnos seres no pensantes. Un nudo mental que nos obtura produciendo angustia progresivamente.
¿Cómo escapar de ese aturdimiento atroz? Nunca hay prescripción única para toda perturbación mental. Mas, permitirse descansar en ese enjambre sin mostrar oposición, suele desactivar la fortaleza de la confusión en cuanto la psique no muestra hostilidad ni malestar por esa agresión, cuya génesis es controvertida. Distendidos, husmeamos algún resquicio por el que recomponernos lentamente, sin premura, sin pausa, porque no hay tempestades eternas, como no hay eternidad. El poeta decía Todo pasa, todo queda, pero lo nuestro es pasar; y ciertamente, se diluye finalmente, aunque reste la experiencia útil y consejera excepcional para próximas tormentas, que se irán y volverán para avivar nuestra mente. Sin ellas, nuestras neuronas seguirían como autómatas los caminos trazados y conocidos, sin posibilidad de crear nada, ni tan siquiera el trayecto de nuestro propio existir.
Es una situación perturbadora para la que cada cual elabora su propia pócima, su personal retahila de conjuros para mantener el rumbo entre vaivenes…
Me gustaLe gusta a 1 persona
even after the most violent storm, it is physiological there is a moment if not of peace, of stillness (which may be apparent, as it is the harbinger of a new possible storm)..the confusion can be frightening to the point of drowning even more strongly than the storm itself..waver .. fall .. doubt .. sometimes letting oneself be carried away by the waves can (maybe they have to?) be so that the human being has to face so as to know he is alive .. every day..
gracias por las bonitas palabras y la reflexión 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
A ti por leer y comentar
Me gustaMe gusta