Adentrarse entre los pasillos, más o menos amplios, de la casa por excelencia de los libros que, y esto no es ninguna menudencia, están a disposición de cualquier persona que desee acceder gratuitamente a ese mundo de oscura luminosidad, es una experiencia simultáneamente de intimidad y de acción colectiva.
La primera de las vivencias se produce en ese contacto casi seductor entre quien anhela leer y quien escribe para ser leído. Merodeando, abrumados por la infinidad de posibilidades que se nos presentan, tocamos, cogemos y ojeamos aquellos ejemplares que despiertan nuestro interés, y con los cuales iniciamos una conexión única e intransferible: el mundo interior se desvela sin pudor es esa íntima relación, en la que nos sabemos inmunes a cualquier juicio ajeno. Solo tras este tránsito pausado, saboreado y enigmático entre nuestro yo y esos libros que amagan algo de nosotros entre sus páginas, podemos avanzar hacia la interacción con los otros.
Este aspecto colectivo se desgrana al transformar las bibliotecas no solo en almacenes de libros, sino en centros de cultura que partiendo de los libros se expanden a otras expresiones artísticas. Y esta dimensión colectiva nos convierte en una comunidad cultural, cuyo fundamento son los libros.
La concepción de lo que debe ser hoy una biblioteca pública se ha amplificado y enriquecido. Tan solo con acceder a la web de cualquiera de ellas, o acercarnos a realizar una visita —acto inigualable— constataremos que esa morada de intimidad colectiva contribuye a la necesaria interacción entre humanos a partir de la lectura, y, en definitiva, a compartir vida, ese acto tan profundamente humano que en nuestras sociedades está siendo minimizado contundentemente —obviamente la pandemia ha ayudado en esa macabra tarea—
Así, diría como punto final de esta breve reflexión que quien está seducido por la lectura, lo está, a su vez, por los otros que han sucumbido a las artes librescas.
Visitemos bibliotecas, conozcamos qué son ahora y a partir de ahí decidamos quedarnos o marchar …..
gracias!!!!!
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Me encantaba ir a la biblioteca de mi región. Lástima que el Covid me quito ese pequeño gusto.
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Volveremos a ellas!!!!
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