La realidad[1] se muestra, a veces, excesiva. Como una tragedia descarnada que se hace insoportable, para quien posee una naturaleza escasamente dotada para soportar tanto desgarramiento. Por eso, la imaginación como amiga temerosa nos previene de lo más terrorífico, como por ejemplo que “sea nuestra madre la loca que va por los pasillos blancos con […]
El exceso de realidad by Ana de Lacalle