
Manuel Fernández de la Cueva Villalba nace en Toledo en 1974. Su biografía y su alma están estrechamente vinculadas a sus ausencias y regresos a esta ciudad, que como él confiesa es así es como aprendió a vivir y a escuchar. Ha publicado ensayo, novela y poemarios.[1]
La obra que nos ocupa “Miradas sinceras, ojos eternos” constituye un compendio de aforismos adaptados al formato que Twitter permite para sus mensajes, como especifica el autor 147 caracteres. Esto podría parecer, de entrada, una menudencia o una estrategia de venta del libro, pero cuando uno se enfrenta a él se apercibe que, la forma que el autor se autoimpone, es la manera simbólica de mostrar que, en la era de la revolución tecnológica y el sometimiento al impacto de las redes sociales, se puede ahondar, analizar y reflexionar con la contundencia que él lo hace en las cuestiones más relevantes de la existencia humana.
En el prólogo Fernández de La Cueva aclara con detalle la cronología de las partes que conforman la obra. Sucede algo curioso que no creo que sea arbitrario, pero tal vez sí haya algo no detectado por el propio autor. Este decide situar como las dos primeras partes, las últimas que fueron escritas y que se centran, con una tonalidad poética, en la mirada lo que cada sujeto expresa y con lo que habla, es decir lo que nos singulariza, y los ojos que constituyen simbólicamente la universalidad e igualdad del ser humano. Y las dos últimas partes, que constituyen un enfoque más filosófico, las que se centran en la teoría de la imagen.
Personalmente, lo que me resulta significativo es que tras la reflexión filosófica que excava en las profundidades de la mente humana en la construcción de las imágenes del mundo y de nosotros mismos, su pulsión posterior -y uso este término porque si hay belleza en lo poético es la nitidez de su expresión- sea centrarse en la manera en la que nuestro yo, nosotros como sujetos miramos el mundo, y revela una profunda añoranza por la pérdida de lo que él considera la auténtica mirada. Mas ya sabemos que esta secuencia en la que son escritos los aforismos no es la que se mantiene en la obra ¿Por qué? Quizás, la cronología de facto muestra que ante los resquicios que la filosofía no puede abordar, la poesía se eleva como el modo de aproximarnos a lo inefable. Y entiendo que mucho de veraz hay en ello.
La cuestión inicial con la que nos hallamos es por qué Fernández de La Cueva cambia el orden de los escritos yendo de la mirada a la imagen, en lugar de mantener el relato original que va de la imagen a la mirada. Lo expuesto da cuenta de que desde el prólogo nos encontramos con un escrito mayor que nos mantienen repensando continuamente lo que es el ser humano y el mundo en el que vivimos. Disponiendo tan solo de la obra aventuraría que el autor parece haber entendido que la mirada condiciona la imagen, y que seguramente para el lector resulte más comprensible el orden de capítulos en los que ha decidido entregarnos este arduo trabajo que hay tras los novecientos noventa y nueve aforismos que componen el libro.
En diálogo con Manuel, ese aprendiz de filósofo, tal y como él se describe, me proporcionó alguna clave más para entender esta obra:
Para explicar el trasfondo moral o ético adopto como punto de partida una afirmación de tu reseña: “La mirada condiciona la imagen” y yo añado: “Las imágenes determinan nuestra mirada”. El capítulo dedicado a las imágenes es una invitación al lector para que reflexione acerca cuál es el origen de las imágenes. ¿Qué conocimiento tenemos de ellas? ¿Cuál es su contenido? ¿Cómo nos influyen? ¿Quién las crea? Las imágenes son inseparables del ser humano; cada época histórica ha tenido sus propias imágenes. Mi pregunta es: ¿Somos conscientes de que el futuro de la Humanidad se encuentra en las imágenes que ofrecemos a nuestros jóvenes? Hay imágenes de poder, de ilusión, de dolor, pesimistas…, optimistas, etc.
A todo esto; quería añadir la actualidad de la obra que no solo puede ser comentada a través de una red social; sino que, debido a una pandemia mundial, hemos vuelto a darle importancia a la mirada; nos hemos comunicado fijándonos en la mirada.
Obviamente, la función de una reseña no es desvelar el contenido detallado de la obra, sino estimular o declinar en su caso la lectura. A pesar de que he establecido un hilo conductor entre la diversidad de aforismos, no voy a reproducirlo, porque ese el reto que cada lector debe afrontar, seguramente desde su mirada, que no es la mía, ni la del autor. No obstante, me siento obligada a anticipar que lo escrito constituye un análisis de nuestra sociedad nihilista, postmoderna, sometida a poderes diversos y difíciles de identificar y que construyen nuestra forma de vida, con el capitalismo consumista de telón de fondo. Y ante este panorama que cada uno deberá hurgar para ver hasta qué punto es desolador o no, siempre nos queda la poesía. Y eso es lo que nos regala de entrada el autor, un canto a la profundidad del mirar que recupere o mantenga la autenticidad de las relaciones y los vínculos en una sociedad del engaño y las falsas noticias -las denominadas fake news– que nos vacían interiormente e imposibilitan, por ende, el ligamen con el otro.
Finalizo la reseña con uno de los aforismos -entre los muchos que he ido marcando- que creo que `puede ser representativo de lo que Manuel Fernández de La Cueva pretende transmitir en esta dádiva que no tiene desperdicio:
“El verdadero sentido del dolor está íntimamente relacionado con la moral. Un hombre sin moral es un hombre sin dolor.” -aforismo 988-
Venta: a través de AMAZON.
BLOG DEL AUTOR: https://ernestocapuani.wordpress.com/
[1] Mi nombre ante el espejo. Ed, Puente de Letras, La Bañeza. Eterno Café
Sobre el silencio en la postmodernidad. Ed. Vivelibro. Madrid 2013. Reseña en mi blog https://wordpress.com/posts/filosofiadelreconocimiento.com?s=sobre+el+silencio+en+la+postmodernidad
El diario de la Estación (Novela finalista en el año 2017, en el II Premio de novela romántica Leilibros que aún no ha sido publicada.
La sombra de los artistas (Novelada oremiada por la Diputación de León) La historia de esta novela breve se desarrolla en Toledo.
Diario de un papá filósofo. Ed. Ledoria. Toledo
El Clown de la imaginación. Ed. Ledoria. Toledo
Plural: 2 comentarios en “RESEÑA DE LA OBRA “MIRADAS SINCERAS, OJOS ETERNOS” de MANUEL FERÁNDEZ DE LA CUEVA. Ediciones Hades -2a edición-”